La Inteligencia Artificial (IA) se ha convertido en un elemento cada vez más presente en la vida cotidiana, ya sea como fuente de consulta o como apoyo para optimizar tareas laborales y académicas. Sin embargo, un uso inadecuado o poco cuidadoso de esta tecnología puede exponer a riesgos innecesarios.

En este contexto, ESET, empresa referente en detección proactiva de amenazas, llevó a cabo una encuesta en Latinoamérica con el objetivo de analizar los hábitos de uso de la IA y difundir los principales resultados, así como las lecciones aprendidas en relación con la protección de datos y la privacidad al interactuar con estas herramientas.

El relevamiento contó con la participación de más de 1.000 personas provenientes de Venezuela, México, Colombia, Argentina, Perú, Guatemala, Chile, Ecuador, El Salvador, Uruguay, Panamá, Honduras, Costa Rica, Nicaragua, Bolivia, República Dominicana y Paraguay.

Uno de los hallazgos más relevantes indica que el 80% de los encuestados utiliza IA (45% de forma habitual y 35% de manera ocasional). No obstante, el 55% reconoció que no verifica siempre la información obtenida: un 14% nunca lo hace y un 39% solo a veces. Según ESET, esta práctica representa un riesgo considerable.

“Si bien es verdad que los modelos de IA pueden entregar información precisa, también pueden producir respuestas incorrectas o sesgadas. Por eso, resulta fundamental contrastar la información con fuentes oficiales, sobre todo en temas sensibles como los relacionados con lo legal, lo financiero o la salud”, señaló Camilo Gutiérrez Amaya, jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica.

Además, se advierte que los modelos de IA son susceptibles a ataques en los que usuarios maliciosos aplican técnicas como prompt injection para manipular las respuestas. De esta manera, un ciberatacante podría inducir al sistema a entregar instrucciones incorrectas o difundir información falsa.