Nueva York, 25 de septiembre de 2025 – La escalera mecánica averiada en la sede de la ONU el pasado martes, justo cuando el presidente Donald Trump y su esposa Melania subían al piso superior para su intervención en la 80.ª Asamblea General, se ha convertido en un nuevo blanco de críticas del mandatario contra la organización.
El incidente, resuelto en minutos, se sumó a problemas con el teleprompter y el audio en la sala, lo que Trump calificó en su red Truth Social como un “triple sabotaje” y exigió una investigación inmediata al secretario general António Guterres. En su mensaje, el presidente aseguró que no fue una coincidencia y cargó con sarcasmo contra la capacidad de la ONU: “No uno, no dos, ¡sino hasta tres acontecimientos siniestros! (…) No es de extrañar que la ONU no haya sido capaz de hacer el trabajo para el que se le puso a existir”.
Desde el inicio de su segundo mandato, Trump ha adoptado una postura crítica frente a la ONU, abandonando los Acuerdos de París, la OMS y la UNESCO, reduciendo drásticamente la cooperación internacional y marginando a la organización en su gestión de conflictos globales.
La relación entre Trump y Guterres ha sido distante; antes de este encuentro, no se habían comunicado ni una sola vez durante diez meses. Sin embargo, tras reunirse en los despachos de Guterres, Trump publicó que apoyaba a la ONU “al 100 %” y reconoció su potencial, aunque sus declaraciones contrastan con los ataques previos, generando dudas sobre si sus palabras fueron sinceras o sarcásticas.