Washington, Estados Unidos. La lucha contra el narcotráfico en América va más allá de intervenciones tácticas norteamericanas que lograron atención en Honduras, en la década de los ochentas, con la captura del hoy fallecido Ramón Matta del Pozo.
El hondureño fue considerado uno de los que participaron en la tortura y muerte del exagente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena, por lo que nunca obtuvo el perdón por clemencia solicitado, ya que eso significaría un golpe bajo a los investigadores de todas las agencias contra el crimen de los Estados Unidos.
Ese es el argumento del que se afianzan, tanto los investigadores jubilados de la DEA y los investigadores activos que integran una decena de agencias más que se dedican a reunir información criminal y de interés para los Estados Unidos.
Su afán es capturar “capos” de las narco-mafias, desbaratar las estructuras criminales, golpear finanzas de grupos organizados y segregar el actuar criminal transnacional en el contraataque, reduciendo el impacto en la región.
